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JOAN C. PALOS, enviado especial al Everest

Ayer era el Diumenge de l'Àngel, y como si fuera el último pancaritat de las fiestas de Pascua, la mayoría de grupos iniciaron su marcha por la cascada de hielo del Khumbu. Así, después de once días, la expedición «Mallorca a dalt de tot. Everest 2006» se puso oficialmente en marcha.

Eran las siete de la mañana cuando los tres escaladores se concentraron en la tienda comedor. Cómo cada día, una tortilla con queso y tostadas, además de un vaso de leche con cereales, constituyeron su merienda. Después vino la ceremonia de ponerse los arneses de escalada, de los cuales colgaban mosquetones, jumars, ochos y otros utensilios indispensables para garantizar una progresión segura por la peligrosa y laberíntica cascada de hielo del Khumbu. Con tan sólo una semana de retraso, los planes de la expedición mallorquina se han visto tan afectados como los del resto de grupos. El estado anímico y de salud de Oli y los dos Tolos es, por ahora, excelente. Los nervios de la espera han sido paliados con la lectura y la música, además de los numerosos correos de apoyo que cada día llegan a la página web www.mallorcaadaltdetot.com, a través de la cual los escaladores también mantienen un estrecho contacto con sus familiares y amigos.

Oli y los dos Tolos partieron ayer a las ocho de la mañana hacia el campo 1, a 6.100 metros de altura, donde han estado hasta hoy. Se espera que vuelvan al campo base para comer.

Antes de partir, sin embargo, el sirdar de la expedición, Pasang Tsiring, colgó un amuleto de la suerte a cada uno de los miembros de la expedición mallorquina para desearles buena suerte en su ascensión. Además, Oli y los dos Tolos hicieron con el sirdar una ofrenda en el altar de las oraciones.

A la hora de iniciar el camino hacia el campo 1, el cielo era claro, presagio de buena suerte.

Por otra parte, conviene destacar que a las cinco de la mañana un grupo de tres sherpas -Pemba, Nima y Tsiring- partieron hacia el campo 2, a 6.500 metros de altura, para dejar un depósito de tiendas y material diverso para la expedición mallorquina.

Y es que, si todo va bien, esta misma semana los tres expedicionarios tienen prevista una estancia de un par de días en el Valle del Silencio y, si el tiempo acompaña, hacer una escapada hasta los pies de la pared del Lhotse. De esta manera adelantarían el proceso de aclimatación de los ocho mil metros y estarían preparados para una posible ventana para mitad de mayo. El Everest está cada día más cerca.

Esta última semana ha sido un auténtico calvario para todas las expediciones acampadas en el glaciar del Khumbu, tanto las que van al Everest como las que tienen su destino en el Lhotse.

La nevada que se inició la medianoche del lunes y que duró dos días dejó una veintena de personas, entre escaladores y sherpas, pilladas a más de seis mil metros. Después vino el desgraciado accidente en el cual tres sherpas perdieron la vida a causa de la caída de un serac o bloque de hielo a la salida de la cascada. Los últimos días, los alrededores del campo base se muestran inestables y son habituales los estallidos de los aludes.