Lluvia de acrobacias

El aeródromo de ultraligeros de ses Salines fue el escenario de una asombrosa demostración de la PAPEA, siglas con las que se designa a la Patrulla Acrobática de Paracaidistas del Ejército del Aire. Desde 2.500 metros de altura se lanzan en caída libre durante 18 segundos, se juntan, hacen cabriolas y figuras y abren sus paracaídas. Todo esto parece difícil, pero lo más llamativo es que caen en un sitio llamado «la tortilla», una almohadilla de 16 centímetros de diámetro con un disco interior de 3 centímetros. El campeón de España toca tierra exactamente allí. Hacía unos 30 años que este fabuloso equipo de expertos no se lanzaba por los aires de la Isla y esta vez lo hizo a petición de Francisco Nicolau, jefe de vuelos del aeródromo de ses Salines, organizador de este evento que reúne a miles de personas.

El avión realiza varias pasadas para elegir el lugar de salto. Pepe Ferrer Mackintosh lleva cerca de 900 saltos en sus cuatro años de experiencia en la patrulla y considera un gran honor pertenecer a este cuerpo de élite. Saltó desde 1.500 metros de altura y compartió con otros cuatro compañeros la acrobacia más espectacular de la jornada. Mientras él se mantiene alejado del grupo con un paracaídas con los colores de la bandera española, el resto del grupo se reúne poco a poco y forman una escalera de cuatro que desciende lentamente. El que ocupa el peldaño inferior realiza una flexión que le coloca boca abajo solamente unido al grupo por las piernas. Estos dos últimos descienden conjuntamente y pocos metros antes de aterrizar se separan rápidamente. Mientras esto sucede, Mackintosh llega suavemente con una bandera española unida a su tobillo. La realidad superó a la ficción.