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S. CARBONELL/EFE
La Fundació Banc de Sang i Teixits de Balears espera cerrar este año con unas 41.000 bolsas recogidas lo que, de cumplirse la previsión, supondrá un ligero aumento en relación a 2005, año en que se contabilizaron 40.835 y en el que disminuyeron las aportaciones de Palma en favor de las de la Part Forana. Así lo afirmó ayer el director gerente de la Fundació Banc de Sang i Teixits de Balears, Víctor Gistau, quien comentó que la proporción de donantes de sangre en Palma y resto de pueblos de Mallorca fue del 30 al 70 por ciento en 2005, a pesar de que en 2004 había sido del 40 al 60 por ciento.

Gistau destacó que es más difícil hacer llegar el mensaje sobre la importancia de donar a los ciudadanos de la capital balear que a los de los pueblos, aunque aún así anunció que se llevarán a cabo iniciativas específicas para invertir la tendencia y aprovechar la potencialidad de Palma en lo que a donantes se refiere. A pesar de que el número de donaciones suele crecer cada año, también lo hacen las necesidades de sangre, añadió el director técnico del Banc de Sang, Alejandro Forteza, quien apuntó que las Islas han tenido que recurrir a la sangre de otras comunidades, una situación que también se da en otras zonas del Estado.

En la rueda de prensa de presentación del XVII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Transfusión Sanguínea (SETS), Gistau confió en aumentar el número de donaciones hasta el cierre del año -a finales de mayo se alcanzaron las 16.000 bolsas-, entre otras vías fomentando las colaboraciones de los inmigrantes. Eivissa y Menorca, con crecimientos en el número de donaciones del 5 y el 10 por ciento, respectivamente, en comparación con el año pasado son las islas que experimentan mayores aumentos, mientras que las cifras se mantienen en Mallorca, añadió Gistau. El jefe del Servicio de Hematología de la Clínica Rotger, José Luis Antich, lamentó la escasa concienciación que en general existe sobre la importancia de donar e indicó que están «muy atrasados» los estudios para buscar alternativas a la sangre, un producto que, recordó Gistau, «no se puede fabricar».