Durante el curso, que está a punto de finalizar, la hora más esperada para los niños es el recreo, donde aprovechan para jugar a lo que más les gusta. Tienen la merienda en una mano y en la otra la pelota, la bolsa de los «tazos» o la comba. Ultima Hora ha visitado los colegios de La Salle de Manacor y de Inca y los colegios públicos Joan Mas y Verd de Montuïri y Llevant de Inca para ver las semejanzas y diferencias entre un colegio urbano y uno de pueblo. Pero los juegos en el patio de la escuela no son los mismos que los de antes y no cambian demasiado de la ciudad al pueblo. ¿Qué ha pasado para que el hábito de diversión haya cambiado tanto en estos años? ¿Dónde están las peonzas, las canicas, el yoyó o el escondite?
Los profesores, que son los que más tiempo pasan con los niños, explican que los juegos se rigen por las modas. Cuando sale un juego nuevo absorbe a la mayoría de los críos hasta que sale otro que «mola» más que el anterior. Algunos de estos profesores apuntan que es conveniente enseñar a los niños a jugar con los juegos tradicionales para que éstos no se pierdan, aunque lo ven como una tarea difícil. También añaden que la televisión propicia los nuevos juegos y por eso es tan difícil llamar la atención de los niños con estos antiguos juegos. Además, parece que las nuevas tecnologías también tienen su parte de culpa, ya que muchos niños manifiestan que su juego favorito es la Playstation, pero no se la pueden llevar al colegio porque «en el patio no hay dónde enchufarla».
A pesar de todo esto, lo que parece no haber cambiado es la compañía que eligen tanto los niños como las niñas para su diversión. No se suelen mezclar entre ellos y juegan a cosas diferentes. De este modo, entre los niños predominan el fútbol y los «tazos», que son juegos de competición, mientras que entre las niñas predominan el «piso», la comba y los juegos de manos, este último de colaboración. La última moda son los «tazos», las pequeñas consolas portátiles y los cromos del Mundial de fútbol, que los niños intercambian entre ellos esperando completar la colección de las selecciones del mundo ante este gran evento deportivo. De todas formas, aunque las modas cambien cada temporada, los ingredientes siempre son los mismos. Diversión, bullicio, imaginación y alguna que otra discusión reinan en todas partes, aunque las formas de entretenimiento cambien. Un patio sin niños y sin juegos no es un patio.
J. Sampol/A. Hernández
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