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J.J.SERRA
El Consell de Mallorca y Tirme, como concesionaria del tratamiento de residuos en la Isla, celebraron ayer el décimo aniversario de la incineradora de Son Reus en un acto que también fue de reconocimiento a quienes han hecho posible su funcionamiento: Joan Verger, Francesc Antich, Mercè Amer, Miquel Àngel Borràs y Miquel Riera, recientemente fallecido. Hubo placas de homenaje a todos ellos. Amer no pudo asistir y recogió la placa Andreu Crespí. La de Riera fue recogida por su viuda, Isabel Garau. Àngel Fernández, gerente de Tirme, recordó que «hace 10 años se inició un camino que nadie se imaginaba, la idea de una Mallorca sostenible. Los 3 millones de toneladas de residuos incinerados en estos diez años suponen más de 300.000 camiones de transporte. En fila india, llegarían de Barcelona a Moscú».

Finalmente, Maria Antònia Munar se dirigió a los presentes para recordar que «el funcionamiento de la incineradora ha supuesto la desaparición de 43 vertederos municipales. El vertido es siempre el peor tratamiento posible para los residuos. Con la futura ampliación de la incineradora, también desaparecerá el actual vertedero controlado de Son Reus y sólo funcionará uno de emergencia. Entonces alcanzaremos el vertido cero. Sólo irá a la incineradora lo que no se pueda reciclar. Tenemos el mejor sistema de gestión de residuos, el sistema casi perfecto».

Por su parte, el GOB hizo un balance negativo de los 10 años de incineradora, «pues genera nuevos residuos: ceniza y escorias. Se han emitido a la atmósfera 5.000 toneladas de gases contaminantes y se han incinerado 500.000 toneladas de papel y cartón, 350.000 de plásticos y envases ligeros, y 1,2 millones de materia orgánica».