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J.J.SERRA
La consellera de Agricultura i Pesca, Margalida Moner, a sólo un año del final de la legislatura, ha desatado fuertes críticas en buena parte del sector y en el seno de su propio partido, el PP. La constitución y presentación, la pasada semana en sa Pobla, de la Mesa Agrària, es el reflejo del descontento de numerosos profesionales y organizaciones agrarias con la gestión de Moner. La Mesa agrupa a Unió de Pagesos, tradicionalmente crítica con la consellera, la Associació Fora Vila, vinculada a UM, pero también engloba a la Associació Intersectorial Agrària, con significativos miembros del PP, y Pagesos de sa Pobla, hasta ahora con una orientación próxima a los «populares». En la presentación de la Mesa Agrària, fue destacable el hecho de que participó en su presentación el alcalde de sa Pobla, Antoni Serra, del PP. Como se recordará, Margalida Moner ha tenido llamativos desencuentros con el alcalde de Campos, Andreu Prohens, también del PP.

Según estas organizaciones, son numerosas las motivaciones que les han impulsado a agruparse en la Mesa Agrària. Sin embargo, la gota que ha colmado el vaso ha sido la noticia, publicada en Ultima Hora, de que la Conselleria va a subastar el patrimonio inmobiliario de las antiguas cámaras agrarias. Aunque desde el departamento de Margalida Moner se asegura que el dinero obtenido por estas subastas se destinará a la construcción de delegaciones comarcales del Fons de Garantia Agrària i Pesquera de les Illes Balears (Fogaiba), la Mesa Agrària desconfía de esta operación y sospecha de sus adjudicaciones. Entre el patrimonio de las antiguas cámaras agrarias se encuentran «apetecibles» inmuebles y locales en los centros urbanos tanto de Palma como de diversos pueblos.

No obstante, es el mal estado del sector en general el que ha propiciado la creación de la Mesa Agrària. Las organizaciones integrantes lamentan que la Conselleria apenas haga nada para evitar el continuo goteo de cierres de explotaciones ganaderas, especialmente lecheras y porcinas, sin que la articulación de ayudas sirva para solucionar el problema. Una cuestión que se destaca, por poner un ejemplo, es que apenas se utiliza carne mallorquina para la elaboración de sobrasada y que la indicación Sobrassada de Mallorca no establece ninguna obligación al respecto, lo que dificulta la rentabilidad y viabilidad de las explotaciones porcinas. Asimismo, la Mesa Agrària critica que la Conselleria, bajo la gestión de Margalida Moner, haya dedicado prácticamente todos sus esfuerzos y energías a la organización del sistema de pago de ayudas. En este sentido se habrían conseguido algunas mejoras que todos reconocen, pero que apenas son útiles para resolver la crisis del sector.