Lo cierto es que las fachadas de Palma están sucias y los vecinos piden una solución a este problema. Entre las alternativas que proponen se encuentra desde una mayor vigilancia por parte del Ajuntament hasta la firma de un convenio entre Cort y empresas especializadas para reducir los costes del servicio y saber a quién acudir (a través de Cort).
Su limpieza puede ser fácil, pero la solución enfrenta a vecinos de las viviendas que optan por no limpiar su fachada ante las reiteradas pintadas o, sencillamente, deciden por no acudir a una empresa especializada en limpieza por desconocer quiénes prestan este servicio o por su coste económico.
La responsabilidad municipal se centra exclusivamente en la limpieza del mobiliario urbano o cuando las pintadas atentan contra la dignidad de la persona. El año pasado, Cort actuó sobre casi 7.000 metros cuadrados de pintadas y actuó en la limpieza de casi 5.500 metros cuadrados de carteles.
A pesar de ello, el esfuerzo para mantener limpia la ciudad resulta insuficiente en el caso de las pintadas en fachadas de edificios o en las persianas de los comercios palmesanos. Los propietarios de viviendas piden más vigilancia municipal o más facilidades a la hora de asumir ellos mismos la limpieza de sus fachadas, algo que probablemente harían mejor con apoyo del Ajuntament.
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