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MERCEDES AZAGRA
Las calles de Palma están llenas de pintadas, no sólo en sus fachadas sino también en las persianas de los múltiples comercios que forman parte del entorno urbano cuando termina la jornada laboral.

Lo cierto es que las fachadas de Palma están sucias y los vecinos piden una solución a este problema. Entre las alternativas que proponen se encuentra desde una mayor vigilancia por parte del Ajuntament hasta la firma de un convenio entre Cort y empresas especializadas para reducir los costes del servicio y saber a quién acudir (a través de Cort).

Su limpieza puede ser fácil, pero la solución enfrenta a vecinos de las viviendas que optan por no limpiar su fachada ante las reiteradas pintadas o, sencillamente, deciden por no acudir a una empresa especializada en limpieza por desconocer quiénes prestan este servicio o por su coste económico.

La responsabilidad municipal se centra exclusivamente en la limpieza del mobiliario urbano o cuando las pintadas atentan contra la dignidad de la persona. El año pasado, Cort actuó sobre casi 7.000 metros cuadrados de pintadas y actuó en la limpieza de casi 5.500 metros cuadrados de carteles.

A pesar de ello, el esfuerzo para mantener limpia la ciudad resulta insuficiente en el caso de las pintadas en fachadas de edificios o en las persianas de los comercios palmesanos. Los propietarios de viviendas piden más vigilancia municipal o más facilidades a la hora de asumir ellos mismos la limpieza de sus fachadas, algo que probablemente harían mejor con apoyo del Ajuntament.