El espíritu de la noche de Sant Joan volvió a encumbrar a miles de ciudadanos de Mallorca que anoche decidieron encomendar su destino a la magia y a la tradición de esta popular celebración. Ante la atenta mirada de la luna nueva, siempre fiel a esta velada de junio, las personas que se acercaron la playa de Can Pastilla volvieron a encender sus velas y esperaron, con gran ansiedad, hasta las doce de la noche para saltar al mar y pedir su deseo. Emoción y diversión.
Alegría nocturna que se confundía con las incesantes llamas de las velas y el olor de cera quemada y arena mojada.
El balneario 14 fue el centro neurálgico del PalmaFoc, donde cientos de personas decidieron sumarse a esta fiesta que se celebra desde hace tres años y que por primera vez cambia su ubicación de Ciudad Jardín a Can Pastilla.
Los atascos, bastante más fluidos que el año pasado, aparecieron pronto en todos los accesos a la zona. Y es que los alrededores del lugar se convirtieron de nuevo en un auténtico hormigueo de personas que buscaban un buen sitio para pasar la velada. Cientos de coches y miles de personas que a las 20.15 vieron abrir la veda de la noche de Sant Joan con la primera actuación musical. Aún quedaban rayos de sol cuando el dj Alejandro decidió empezar a imprimir ritmo. Los más jóvenes, entre los que había muchos chicos de viajes de estudios, se acercaron al lugar, a divertirse, a comenzar a bailar.
En la playa sobre la arena se cocía ya la gran fiesta.
Hasta las diez de la noche, cuando se encendieron los foguerons, la zona registró un creciente número de visitantes. Nadie quería perderse esta gran noche. Familias, grupos de amigos y alguna que otra alma solitaria ocupaban la arena con sus toallas y provisiones. A medida que anochecía, las velas iban cobrando protagonismo. Una vez acabó el dj Alejandro, Maria José Frau, regidora de Dinamizació de Cort, junto a Marina Sans, teniente alcalde de Infraestructuras, y Francisca Bennàssar, teniente alcalde de Turismo, encendieron efogueró, lo que dio paso a un gran humo.
Ya estaban casi todas las estrellas en el cielo cuando apareció otra, el músico israelí Sagi Rei. Su control perfecto de la voz y su dominio de la guitarra hizo a la gente vibrar mientras escuchaban himnos dance como «Free from desire», «Free» o «Around the world». Marcos, un joven que estaba con su grupo de amigos, comentó que «es increíble lo bien que canta, qué voz, me encanta que haga un 'revival' de grandes éxitos pasados».
Pero la fiesta acababa de comenzar. Quedaba el penúltimo plato fuerte.
El esperado correfoc. Cuando aparecieron los temidos dimonis, con su espectáculo pirotécnico, una gran ovación recorrió toda la playa. Los más atrevidos se acercaban a los dimonis, pero cuando empezaba el fuego, pocos eran los que se quedaban a su lado y no salían corriendo. Los más jóvenes cobraron protagonismo en unos minutos que se convirtieron en los más vibrantes de la noche.
Cuando acabó ecorrefoc estaba a punto de llegar la medianoche con toda su magia. Algunos se acercaron a la orilla, como Silvia. «Cada año vengo, soy una forofa de esta celebración», admitió. Miles de deseos saltaron al aire cuando el reloj marcó la hora clave, las doce. Ya era Sant Joan.
Pero la noche aún no había acabado. Quedaba un grupo, Mojo Project, que fue la revolución de una noche ya muy oscura. Llena de magia, la misma que hubo en la playa de Peguera y Ciutat Jardí, donde el espíritu de Sant Joan también llenó la zona de velas, personas y deseos por cumplir.
Javier J. Díaz
Fotos: T.A./S.A.
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