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Balears fue una de las regiones en donde más viviendas familiares se construyeron entre 1950 y 2001, al pasar de 130.800 a 495.100. Y en este período, la cifra de viviendas ocupadas ha ido descendiendo de forma porcentual de un modo espectacular, contabilizándose a finales de 2001 en las Islas un total de 186.401, según el informe de la Fundación BBVA Estadísticas Históricas de España.

Esta tendencia también ha tenido su extrapolación a nivel nacional. Así, el informe alega que esta significativa evolución tiene su origen en la construcción «a ritmo explosivo» de viviendas destinadas al uso vacacional-turístico (segunda y tercera vivienda).

La concentración constructora en este período en nuestro país se ha llevado a efecto en los principales enclaves turísticos y de residencias temporales, emplazados en el litoral mediterráneo, pero muy especialmente en Balears y Canarias.

Otro dato de este informe que explica las vinculaciones entre la evolución de la riqueza y el sector inmobiliario radica en que a mediados del siglo pasado, el parque residencial se dividía en partes prácticamente iguales entre los hogares alquilados y en propiedad, mientras que en 2001 ocho de cada diez viviendas son propiedad de sus moradores.

En relación a los censos de población, en los que el fuerte ritmo constructor ha motivado la convergencia con la media europea, en 1950, cada vivienda familiar en Balears y resto del Estado albergaba, en promedio, 4,47 habitantes para evolucionar hasta los 1,96 de media registrado en 2001. Y el tamaño de los hogares también ha sufrido en estos 55 años una radical transformación, pues las viviendas de cinco y más habitaciones -espacios cerrados, sean o no dormitorios representaban un 37% del total en 1950, porcentaje que se incrementa hasta el 67% en 2001.