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Rodríguez Zapatero ha hecho lo que venía anunciando desde hace días, pero ha incluido varios matices que hasta ayer se desconocían: el primero, el presidente del Gobierno ha optado por anunciar el inicio de las conversaciones con ETA ante los medios de comunicación y no ante el Pleno del Congreso, aunque sí lo ha hecho en el edificio del Congreso de Diputados, decisión que ha disgustado todavía más al PP.

En segundo lugar, Zapatero afirma que la paz llegará sin pagar un precio político, pero incluye el compromiso de respetar las decisiones que la sociedad vasca adopte libremente. Pero no se puede ocultar la preocupación en determinados sectores políticos por asuntos como la autodeterminación del pueblo vasco, el acercamiento de los presos o la incorporación de Navarra a Euskadi.

Zapatero ha movido ficha consciente de que tiene en las manos una oportunidad histórica para terminar con el terrorismo y sabiendo que todos (ciudadanos y partidos políticos) desean la paz, pero todavía no ha informado sobre los límites de esta negociación -en el caso de que los haya- que ya tiene a ETA como interlocutor.

El presidente del Gobierno se ha limitado a destacar una necesaria voluntad democrática, sujeción a la legalidad y amplio acuerdo político. También ha dicho que será un proceso largo y difícil en el que se respetará la memoria de las víctimas, aunque las asociaciones próximas al PP no han visto con buenos ojos el mensaje del presidente del Gobierno.

No cabe duda de que una gran mayoría de los ciudadanos está favor de este diálogo y da un voto de confianza al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, que conoce perfectamente cuáles son los límites que no puede traspasar. Nadie sabe si se conseguirá el objetivo de la paz, pero vale la pena intentarlo.