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El Parlament balear celebrará el próximo martes tres plenos: uno con el orden del día propuesto por el Govern (únicamente tres leyes); otro según la propuesta del PSIB y el tercero con propuestas de los 'populares'.

Nunca había ocurrido nada igual en la Cámara autónómica. Es el penúltimo episodio de la polémica desatada en la política balear tras la decisión del Ejecutivo de reunir el pleno durante el mes de julio y que ha provocado una catarata de reacciones. Todavía queda por fijar fecha para un segundo pleno propuesto por el PSOE y, ayer mismo, el PP solicitó la celebración de una segunda sesión plenaria.

La Diputación Permanente acordó ayer la celebración de plenos durante un debate en que toda la oposición acusó al Govern de desprestigiar a la clase política por llamar «vagos» a los parlamentarios o por insinuar que no querían trabajar en verano.

El PSM, EU-EV y UM, que se abstuvieron en las dos votaciones, pidieron sensatez y que se acabe con una situación que consideraron perjudicial para el prestigio del Parlament, ante las dudas surgidas sobre la legalidad de los plenos extraordinarios convocados por la Cámara a instancias del Govern balear.

La portavoz del PSIB-PSOE, Francina Armengol, argumentó la petición de los dos plenos extraordinarios solicitados por su partido ante la «situación irregular» que a su juicio vive el Parlament y para poder ejercer el «control» y la «fiscalización» de la acción del Govern, a lo que están «obligados» los diputados de la oposición.