La sección en Iberia del Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA) ha convocado un año más siete días de huelga en plena temporada de vacaciones, huelga que comenzará el lunes, si nadie lo remedia.
En esta ocasión, no se trata de reivindicar, en principio, un aumento salarial para los pilotos, sino de cuestionar una decisión adoptada por la empresa centrada en lanzar una nueva compañía aérea de bajo coste.
Que Iberia participe en el lanzamiento de una compañía de nueva generación no deja de ser una decisión de empresa, que puede ser compartida o no por los trabajadores de la compañía. Pero una vez que la dirección de la empresa garantiza que los pilotos no verán mermado su salario ni perderán el empleo no parece que tenga justificación alguna esta huelga.
Las negociaciones han comenzado, pero parece improbable que la empresa ceda a la reivindicación de los pilotos, que -ahora sí son económicas- piden un sueldo garantizado hasta los 65 años, con una subida del IPC más dos puntos.
¿Cómo se atreven los pilotos, que ya gozan de muchos privilegios en la compañía, a plantear esta reivindicación? Hay que respetar los derechos laborales de todos los colectivos, pero no se pueden aumentar más los privilegios de una casta profesional que ha mantenido o acrecentado su estatus recurriendo de modo continuado a la huelga.
El transporte aéreo en Balears se ve beneficiado por la normativa de servicios mínimos. En consecuencia, ningún vuelo con destino o salida de los aeropuertos de las Islas, en principio, está afectado. Pero, sin duda, miles de pasajeros de Balears se verán perjudicados por la cancelaciónn de 200 vuelos diarios en el resto de España. Un año más, y gracias a los pilotos, las vacaciones de todo un país están amenazadas.
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