El cardenal Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa, uno de los nombres que se barajaron como sucesor del papa Juan Pablo II, fue recibido ayer en audiencia por el presidente del Govern balear, Jaume Matas, en la sede del Govern. El cardenal acompañó al sacerdote mallorquín Antoni Quetglas Darder, párroco de San Vicente de Paul, que mañana será nombrado el séptimo «Hijo Ilustre» de Santa Eugènia, a propuesta de la ONG Pobles Solidaris, en reconocimiento a 43 años de trabajo en Honduras.
El arzobispo de Tegucigalpa estará en la Isla hasta el lunes para asistir a este homenaje, razón por la que visitó a Jaume Matas para «agradecer a Mallorca la labor de Antoni Quetglas».
En su apretada agenda, el cardenal también se entrevistó ayer con el obispo de Mallorca, Jesús Murgui, e intervino en una conferencia titulada «Desafíos sociales del tercer milenio», invitado por la Fundació La Caixa y organizada por Pobles Solidaris.
El arzobispo lamentó la situación de guerra con la que «comenzó y continúa el siglo XXI». Rodríguez Maradiaga, que reclamó el pasado octubre a los países productores de petróleo de la OPEP que renunciaran a parte de sus ganancias en pro de los países pobres, destacó «la enorme dificultad que entraña para un país que tiene una moneda tan débil como Honduras, importar petróleo».
«Cuando los avances del mundo nos deberían permitir vivir con una gran calidad de vida nos sumergimos en el abismo de la guerra... El mundo no puede seguir así», dijo en relación al conflicto bélico que mantienen Israel y Líbano, con Estados Unidos e Irán como telón de fondo.
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