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Antoni Esteva, concejal de Esquerra Unida-Els Verds (EU-EV) de Ajuntament de Palma, y Felipe Bravo son, desde ayer, marido y marido. Ya eran pareja desde hace ocho años y, también, compañeros en la militancia política. Y eso se notó en la boda, que se celebró en el Patio de Armas del Castell de Bellver.

Fue una boda atípica. No hubo un oficiante, sino dos. Eberhard Grosske se encargó proclamar ante las personas invitadas, 160, que Antoni y Felipe quedaban «unidos en matrimonio». El portavoz de EU, muy en su papel, destacó la importancia que tienen los ritos, incluso el del matrimonio que, dijo, «es más que una simple cuestión de carácter administrativo». Quién lo habría dicho hace años, cuando los rojos rechazaban casarse por ser un símbolo burgués.

Concelebró otra edil de EU-EV, Marisol Fernández, que señaló que nunca hubiera imaginado que ella, que no se ha casado, estuviera casando a dos personas. Previamente, y antes de ponerse los anillos, ambos se declararon el uno al otro el «compromiso de seguirte queriendo como hasta ahora». Los dos se entrelazaron los brazos por su cintura y se besaron tímidamente. «Vivan los novios» gritó alguien y estalló un aplauso.

Torres Blasco