El discurso de la consellera se inició con alusiones a su experiencia personal, al hecho de haber tenido que abandonar su tierra para trabajar en otros lugares. Tuvo, asimismo, un recuerdo emocionado a los años de su infancia pasados en Orellana y acabó refiriéndose al nuevo futuro que se abre para esta localidad extremeña, que se está confirmando como un centro turístico de referencia. Una actividad en la que animó a seguir avanzando siempre con la mirada puesta en no perder las raíces culturales y las señas de identidad.
El pregón finalizó con un intercambio de obsequios entre el alcalde de la localidad, Antonio Cabanillas, y la consellera, que entregó una bandera balear al pueblo de Orellana. Después del pregón de Encarnación Pastor, un espectáculo pirotécnico y musical sobre el pantano marcó el comienzo oficial de las fiestas.
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