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Rafael Medina, con su novia, Laura Vecino, pasan unos días de descanso a caballo entre Eivissa y Palma en compañía de un grupo de amigos.

Hace quince días, Rafael y su novia fueron vistos con un grupito, en el que se estaba la guapa Alex Prat, tomándose una copa en el bar Banderas, de Puerto Portals. Y la semana pasada, también en grupo, estuvieron en una fiesta que tuvo lugar en un barco, en el citado puerto, a la que asistieron algunos participantes de la Copa del Rey de vela.

Rafael, hijo de la modelo sevillana de alta costura, Nati Abascal -hija, a su vez, de un abogado, Domingo Abascal, y de Natividad Romero Toro, la mujer que abrió la primera boutique en Sevilla- y Rafael Medina y Fernández de Córdoba, duque de Feria y Grande de España que, como tal vez recordarán nuestros lectores, fue hallado muerto por su criada tendido en el suelo de su habitación, sita en el palacio Casa de Pilatos, su residencia sevillana. El óbito se produjo el pasado 6 de agosto de 2001.

Rafael y Laura, que tras el nubarrón llamado Karolina Kurkova, -de profesión top model, que apareció hace unos meses en sus vidas, más exactamente en la de él, pero que a poco se disipó-, forman una pareja más que consolidada. Basta, si no, con preguntarles a sus amigos por ellos, o bien, verlos a través del objetivo indiscreto que jamás miente, ya que capta las reacciones y relaciones del ser humano tal cual son.

Casualmente, ayer, en un diario de tirada nacional, se comentaba que la bella Kurkova, -que asistió en Sotogrande a la inauguración de un trofeo de polo, deporte que practica el joven heredero de la casa Medinaceli-, se mostraba muy contenta al saber que Rafael, al que califica de «buen amigo, encantador, muy divertido, elegantísimo y gran señor», había reanudado la relación con su novia.

Pedro Prieto