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JAVIER J. DÍAZ
Las bibliotecas de Palma han vuelto a ver estos días cómo el número de visitantes se volvía a incrementar de una forma considerable. Quizá no tanto como en junio, tal vez algo menos que en febrero, pero estos centros han tenido que dar de nuevo cobijo a estudiantes que han acudido a ellos para preparar sus exámenes de septiembre, que para muchos ya han empezado.

La Biblioteca Pública Can Salas, la Biblioteca Ramon Llull de la Casa de Cultura, o la Biblioteca de sa Riera, además de las de la UIB, vuelven a convertirse en un hervidero en esta época del año. Si no que se lo digan a José, un joven estudiante de Empresariales, que ayer por la tarde acudió, como viene siendo habitual estos últimos días, a Can Salas, su «centro de operaciones», como el mismo lo definió. «Este lugar está muy bien, vengo desde hace tiempo cada vez que tengo que estudiar», relató este joven. «Más tarde viene más gente, pero a primera hora se está muy tranquilo», admitió José mientras se fumaba un cigarro en la puerta de Can Salas, durante uno de sus parones en el estudio.

Cuando José estaba a punto de apagar su cigarro, Eva e Ingrid llegaban a la misma biblioteca. «Prefiero venir a la biblioteca los últimos días antes del examen. Me centro más que en mi casa», manifestó Eva. Ingrid, por su parte, matizó las palabras de su amiga explicando que «en mi casa todo me distrae, aquí eso no me pasa, por eso vengo, para aprovechar el tiempo». La historia de Bárbara es algo diferente. «Justo al lado de mi casa están haciendo obras y eso produce mucho ruido que me impide estudiar con tranquilidad», dijo esta joven durante un descanso en la Bibliteca de la Casa de Cultura. «Me pilla cerca y por eso vengo, pero en mi casa siempre estoy más cómoda», apuntó.

Por las mañanas hay menos afluencia de estudiantes, pero a medida que avanza la tarde, las bibliotecas se van llenando de estudiantes deseosos de aprobar los exámenes de septiembre.