Las aguas de la bahía de Palma ofrecieron ayer bellas imágenes gracias a estas tradicionales embarcaciones.

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Belleza marinera, sabor artesanal y tradición histórica se dieron cita ayer en aguas de la bahía de Palma con motivo de la X Diada de Mallorca de Vela Latina, que celebra su décimo aniversario con la participación por vez primera de embarcaciones internacionales. Medio centenar de unidades únicas en su singularidad dentro del Circuito Mediterráneo y procedentes de Balears, Catalunya, Valencia, Italia, y Francia, izaron sus velas a la suave brisa que más tarde animó eembat en su recorrido desde el Real Club Náutico de Palma hasta las inmediaciones de Cala Blava.

La regata se dividió en tres categorías principales constituidas por Veleros, para embarcaciones de eslora superior a los 9,50 metros; Clásicos, subdividida en dos clases: «llaüts» con motor de entre 6 y 9,50 metros (A) y «llaüts» con motor de hasta 6 metros (B). La División Regata esta reservada a botes y «llaüts», subdividida a su vez en clase C, para los mayores de 4,40 metros y clase D los menores de esta eslora. Una cuarta división quedó abierta a la participación de embarcaciones clásicas aparejadas con velas guairas, cangrejas o Marconi.

Pero fue sin duda la vela latina, representada en su máxima expresión por la «Balear», (cuyo libro de Joan Manel Pons Valens sobre su restauración a cargo de la Escola de Mestres d'Aixa, se presentó el viernes), la embarcación que más destaca por sus dimensiones entre esta flota sin par. Además de su emblemática presencia, el Consell de Mallorca ha aportado a la competición otras cuatro barcas de pequeña eslora, las llamadas Dragonera, que son botes dotados con el aparejo de vela latina, concebidos para promover la navegación tradicional en las escuelas de vela de Mallorca. A principios de los años 90 un grupo de entusiastas se volcó en su restitución con la creación de un calendario de regatas. Desde entonces, el Consell de Mallorca ha recogido este espíritu, primero en el ámbito local y más tarde a nivel internacional, como se ha plasmado en las regatas de Stintino en Cerdeña y Saint Tropez en Francia.

Gabriel Alomar