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La presidenta del Consell de Mallorca, Maria Antònia Munar, en su discurso con motivo de la entrega de los Premis Mallorca de Creació Literària, propuso un Pacte per la Llengua sobre tres ejes fundamentales: Unanimidad para la modificación de cualquier ley lingüística y su desarrollo reglamentario con carácter retroactivo, la eliminación de polémicas sobre la lengua que sólo sirven para alejar a los nuevos usuarios y el incremento de la presencia de nuestra lengua en los medios de comunicación privados y el escrupuloso cumplimiento de las leyes por parte de los medios públicos.

Se trata, ciertamente, de un planteamiento impecable, por cuanto recoge los principales elementos que deben tenerse en cuenta a la hora de potenciar y desarrollar la presencia y la utilización de la lengua propia de las Islas, algo que no puede sustraerse a un consenso fundamental, no ya sólo entre las fuerzas políticas, sino que debe contar también con la misma sociedad a la que la presidenta hizo un llamamiento durante su disertación. El objetivo final de la propuesta, según Munar, es pasar de «la normalització a la normalitat», como no puede ser de otro modo.

La presidenta del Consell dijo que sólo deben quedar excluidos del acuerdo «aquells que no estimen Mallorca», algo que es perfectamente lógico, puesto que desde el desconocimiento o la aversión difícilmente se puede trabajar en favor de los valores propios de nuestra cultura.

Sólo el conocimiento de la cultura hace que apreciemos la lengua, los valores y las costumbres de la tierra. En este sentido debe valorarse la intervención de Munar como un paso importante en el que se debería profundizar desde el diálogo y el acuerdo, sin caer en radicalismos innecesarios.