El agradable otoño que disfrutamos este año en Mallorca ha permitido prolongar la temporada de playas más allá de lo habitual. Pero las cálidas temperaturas, aguas cristalinas y persistente irradiación solar solamente parecen atraer en esta época del año a los turistas que ven realizado su sueño de bañarse en una isla donde los primeros fríos que recorren Europa aún parecen muy lejanos.
Desde la Platja de Palma a Magaluf, a lo largo de toda la bahía, se sucede en distinta medida la misma imagen: considerables espacios de arena libres de toallas y una concurrencia que busca sobre todo disfrutar de un sol de otoño para prolongar su bronceado de cara al invierno.
El agua está razonablemente fresca para aliviar el calor que aún se siente ante una exposición prolongada, pero la transparencia cristalina que presenta en estas fechas el mar se ve frustrada por la amenazante presencia de las medusas cuya aparición este año ha sido casi permanente. En Illetes, hace algunos días, la frustración era manifiesta entre los bañistas que veían cómo los más atrevidos las sacaban con redes para depositarlas en las papeleras más cercanas. Ardua tarea que no animaba a darse un chapuzón.
Gabriel Alomar
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