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GABRIEL ALOMAR
El colegio Cide Cooperativa d'Ensenyament celebra este año su 40 aniversario. Un acontecimiento que los profesores más veteranos junto a su director, Joan Perelló, recuerdan con cariño dada la «aventura» que supuso su constitución. Corría el año 1966 cuando un grupo de 200 alumnos y 27 profesores procedentes del Luis Vives emprendieron la tarea de constituirse en cooperativa, una de las mayores a nivel nacional, «para huir de la presión del capital», aseguran Damià Sastre, Concha Montis y Miquel Timoner que, junto a Carme Calafat y Miquel Massot forman parte del grupo fundador.

«Toda una odisea ideada en un modelo integrado en la naturaleza», aseguran con nostalgia, ya que por entonces el centro se encontraba en pleno campo. Escenario bucólico que contrasta con la realidad actual, donde las construcciones se extienden a su alrededor. Fundamentado en un estilo de enseñanza de vanguardia (sus siglas corresponden a Centro Internacional de Enseñanza) fue pionero en la educación mixta, en renunciar al uniforme y en establecer reuniones en asamblea con elecciones a director cada cuatro años, modalidades esencialmente democráticas que en aquella época, aseguran sus profesores, suscitó incluso su propia «leyenda negra» en un panorama escolar dominado por los colegios religiosos, más estrictos.

La empresa al principio no fue un camino de rosas, pero la satisfacción de ser libres y dueños del propio centro, motivó seguir adelante venciendo las dificultades iniciales y unidos por aquel ideal en sus avanzadas iniciativas pedagógicas.