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Cualquier cliente puede y debe hacer valer su derecho a elegir los productos que adquiere, también, cuando compra a granel o al peso. Una de las situaciones que más picaresca y dudas suscita entre los consumidores. De tal manera, la adquisición en hipermercados, mercados, mercadillos, plazas o tiendas de todos aquellos productos envasados o no, de los que se permita el libre aprovisionamiento o, por el contrario, sean servidos por un encargado o encargada, siempre satisfarán la demanda puntual del cliente.

Picaresca como «déjeme que le ponga un poquito de aquí (con una maravillosa apariencia) pero, también un poquito de allá (con una pinta ahora no tan apetitosa)». O, también: «Permítame que le añada 100 gramos de esta pieza de jamón a punto de terminar (que ningún cliente quiere) pero es que la tenemos que vender, sabe usted... Estas situaciones no sólo pueden ser motivo de queja sino que, además, deben ser debidamente denunciadas por el consumidor a quien se le cuestiona o regatea su derecho a elegir, con libertad y criterio, por aquello que paga.