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«¿Tiene usted cuentas en Suiza?», le preguntó el fiscal Anticorrupción de Balears, Juan Carrau, a Eugenio Hidalgo, cuando le interrogó en presencia del juez instructor de la «operación Voramar» y de su abogado defensor, Rafael Perera. «No, ni solo ni con otras personas», fue su respuesta. «¿Está seguro?», «Palabra de honor», subrayó el ex alcalde de Andratx. «Nunca he mandado dinero a Suiza ni a ningún paraíso fiscal», enfatizó.

En Suiza rige el secreto bancario, pero éste está limitado por la actuación de una comisión rogatoria encargada por el juez. Lo mismo ocurre con los denominados «paraísos fiscales». A Hidalgo, y también al celador municipal, se le está investigando a fondo para acusarles de un presunto delito de blanqueo de capitales. En esa línea, la colaboración de los notarios es decisiva, ya que estos profesionales están obligados a comunicar las operaciones «sospechosas» de estar relacionadas con el «lavado» de dinero opaco al fisco.

Los investigadores de la trama urbanística en Andratx no se han conformado con esa negativa rotunda de Hidalgo, y siguen el rastro del dinero con el que supuestamente se lucró en el ejercicio de sus funciones de alcalde, según el escrito del Ministerio Público.

Hidalgo pudo ingresar de forma irregular como mínimo dos millones de euros, de acuerdo a la investigación patrimonial realizada por la Agencia Tributaria y la Guardia Civil. Esa sospecha se basa en el incremento patrimonial no justificado por los ingresos de Hidalgo, cuestión que «fue incapaz de explicar y justificar correctamente», señala el fiscal Carrau.

Hasta ahora, los investigadores no han podido vincular a Hidalgo con la propiedad de terrenos, inmuebles, acciones, o la inversión millonaria en fondos de inversión. Él ha explicado que su patrimonio creció de forma considerable con los dos premios de la Lotería que le tocaron, pero el fiscal cree que es insuficiente para explicar su boyante situación económica.

En un caso similar se encuentra «su socio» Jaume Gibert, como lo define el Ministerio Público. El celador municipal ha adquirido barcos y coches de lujo, «pese a que sus ingresos por trabajo oscilan en torno a los 22.000 euros anuales», afirma el fiscal.

En el año 1999, Gibert adquirió una embarcación por valor de 53.542 euros, suscribió fondos de inversión por 24.040 euros y adquirió valores por 1.248 euros.

En el año 2001, suscribió un fondo de inversión por valor de 15.025 euros; en el 2002 adquirió fondos de inversión por valor de 10.517 euros y tras enajenar 52.060 euros de inversión, compró valores por 55.541 euros. El 10 de octubre de ese año, vendió 39.058 euros de inversión y ese mismo día adquirió una vivienda por valor de 153.263 euros.

En el año 2003 continuó con un fuerte tren de gastos al adquirir fondos de inversión por 20.000 euros y, ese mismo año, apareció como titular de seis inmuebles. En los años 2004 y 2005 se le imputan pagos por valor de 52.000 euros, adquirió un vehículo de 38.239 euros y suscribió valores por una cantidad próxima a 35.000 euros. También, compró un barco (123.925 euros), aportó a fondos de inversión 100.000 euros, suscribió valores por 215.500 euros y compró un terreno rústico por 16.700 euros.