La delegación balear posa ante la puerta de los leones de la Cámara con su presidente, Manuel Marín. Foto: ALFAQUI

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Juan Mestre (Madrid)
El Congreso de los Diputados aprobó ayer el nuevo Estatut de Autonomía con los votos a favor de PSOE, PP, CiU, Grupo Vasco, Coalición Canaria y con las abstenciones de Izquierda Unida y Esquerra Republicana de Catalunya en un debate que contó con la presencia de apenas una treintena de diputados. Al final, la reforma del Estatut balear contó con el voto a favor de 295 diputados. Trece se abstuvieron. Ahora, el texto irá al Senado y ya no regresará al Congreso. El Estatut, por lo tanto, entrará en vigor previsiblemente en el mes de marzo.

Isaura Navarro, en representación de IU, defendió las enmiendas de su formación al Estatut ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo previo con PP y PSOE y dijo que el texto «ha dejado un sabor agridulce». «Nos preocupa mucho que la mejora de la financiación pueda servir al Govern del señor Matas para despilfarrar el dinero y para la corrupción». Navarro sólo ve posible que el Estatut sea un buen instrumento si vuelven a gobernar las fuerzas progresistas en Balears.

Agustín Cerdà, de ERC, pidió la equiparación de los derechos lingüísticos del catalán y del castellano en Balears y justificó así la abstención de su grupo al no haberse incluido esta reivindicación en el Estatut balear. Cerdà volvió a insistir en el cambio de postura del PP respecto a los Estatutos. «Lo que no querían para Catalunya, sí lo quieren ahora para Balears», ironizó.