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Una Navidad más, en Miquel de Es Forn de sa Pelleteria se levantó ayer a las cinco y media de la madrugada -en realidad cada día se levanta a esa hora- para dejarlo todo a punto para la cocción de pavos y porcelles, que horas después sus clientes le acercarían para que los condimentará de esa forma tan especial, tan rica y sabrosamente que sólo él sabe darle, aunque se quita importancia y se la da toda al horno, un viejo horno de leña, cuya antiguedad se remonta a 1565, y del que no ha sido tocado jamás su paladar, o bóveda, aunque sí, pero poco, el suelo. «Él es el que lo hace todo; el mérito es suyo. Una vez que está a punto, me limito a introducir el género y controlar el tiempo».

En Miquel heredó es forn de su padre, y éste, a su vez, de su padre, que lo había adquirido en 1914, cuando se llamaba Forn de Can Rexach. La cocción de este horno de leña se hace a la inversa. Es decir, va de más temperatura a menos, con lo que se consigue erostit adecuado y diferente a otros. A lo largo de la mañana de ayer, es Forn den Miquel recibió 50 porcelles y 5 indiots. «No está mal. La cifra, más o menos, se mantiene a la de años anteriores, lo que significa que la tradición perdura».

En Miquel deja las porcelles durante tres horas en el interior del horno, del que salen doraditas y churruscaditas diciendo «cómeme». En cuanto aindiot, su cocción se reduce a la mitad: hora y media.

Pedro Prieto