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JOAN J. SERRA
La práctica totalidad de los pozos autorizados en el suelo rústico de Mallorca desde 1999 (concretamente, un 97,5 por ciento) se destinan a usos residenciales (domésticos y riego de jardines). El uso propio de un pozo en suelo rústico, el agrícola, es prácticamente testimonial en cuanto al número, pero supone casi dos tercios del volumen de extracción autorizado.

La evolución de las autorizaciones es muy variable, dada la moratoria que impuso el Govern del Pacte de Progrés durante la anterior legislatura. Los años de incidencia de la moratoria se notaron, pues en 2002 se autorizaron 154 pozos (139 residenciales y 15 agrícolas) y en 2003 sólo 65 (47 residenciales y 18 agrícolas). Desde 1999, el año con más concesiones fue 2000, con 1.356 (1.343 residenciales y 13 agrícolas).

Yendo a los datos concretos, en el suelo rústico de Mallorca se han concedido desde 1999 un total de 5.542 extracciones de agua subterránea, de las que 5.404 son para usos residenciales y sólo 138 para abastecimiento (núcleos urbanos o comunidades de propietarios) y usos agrícolas e industriales.

Sin embargo, pese a esta enorme desproporción entre unos usos y otros, hay que señalar que la extracción autorizada de los pozos para usos residenciales suma casi 6,9 millones de metros cúbicos, mientras que las concesiones para abastecimiento y usos agrícolas e industriales alcanza los 11,5 millones de metros cúbicos. En total, durante los últimos ocho años se ha autorizado la extracción del subsuelo de Mallorca de 18,4 millones de metros cúbicos de agua, de los que un 37,3 por ciento es para usos residenciales.