De las filas independentistas se escucharon gritos con los que acusaban de corruptos al PP. Los gritos se recrudecieron cuando el conseller d'Interior, José María Rodríguez, depositó la corona de flores en representación del Govern balear. También se escucharon gritos a favor de la independencia, de los Païssos Catalans y de Terra Lluire. Algunos de los jóvenes portaban banderas esteladas. «Caña contra España», o «Goma 2, España 0», fueron algunas de las otras consignas coreadas.
La amplia presencia policial evitó los incidentes ya que dos filas de policías crearon un pasillo de seguridad entre ambos grupos. La policía había registrado previamente a los numerosos jóvenes independentistas que se concentraron en la Plaça d'Espanya para comprobar que no llevaban piedras u otros elementos que pudieran arrojar contra la Corporación municipal.
Por la parte de las filas del PP había profusión de banderas mallorquinas. Se oyeron vivas a España y en un par de ocasiones incluso entonaron el himno nacional. «Mallorca es nuestra, catalanes a vuestra casa», se escuchó.
La Corporación fue especialmente abucheada cuando abandonaba la Plaça d'Espanya tras la ofrenda realizada por más de 80 entidades, asociaciones, partidos políticos e instituciones. La alcaldesa, Catalina Cirer, se dirigió a los jóvenes independentistas a quienes reprochó su falta de educación. Cirer incluso recibió algún escupitajo.
Una vez que la Corporación abandonó la plaza se produjeron los momentos de mayor tensión ya que por un momento pareció que la policía iba a cargar contra los jóvenes separatistas. Los agentes incluso se colocaron el casco y el material antidisturbios por si era necesaria su intervención. Los jóvenes respondieron sentándose en el suelo y alzando las manos para evitar la intervención policial.
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