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Viajar a Nicaragua es conocer la pobreza en su estado más puro. Es conocer a familias viviendo bajo cartones y plásticos, niños desfallecidos por la desnutrición y familias muy numerosas que subsisten con menos de 20 euros. A diferencia de los países europeos, en Nicaragua no existe una clase media generalizada: los pobres son muy pobres y los ricos son muy ricos. Con una población 5,4 millones de habitantes, este país latinoamericano tiene un índice de pobreza del 50 por ciento. El 53 por ciento de sus habitantes tiene menos de 18 años y uno de cada tres niños tiene algún grado de desnutrición crónica; otro 9 por ciento sufre desnutrición grave. Esta pobreza impide un desarrollo integral de los niños/as y, por supuesto, el acceso a la educación. Y es precisamente en este campo donde la ONG Amico-Baleares centra gran parte de sus esfuerzos. Desde hace cinco años, está en marcha un programa específico de becas a través del cual estudian más de 200 niños repartidos en los tres centros gestionados por las hermanas de Amistad Misionera en Cristo Obrero (Amico) en Nicaragua. Además de estudiar, Amico atiende a los niños/as becados en el comedor de los colegios, ya que «con hambre no se puede estudiar. Por eso, la mayoría de las obras de Amico tienes tres ejes fundamentales: colegios, comedores y dispensarios», afirma la religiosa mallorquina Esperanza Garau, nombrada recientemente delegada de Amico en España.

Gracias a la solidaridad de más de un centenar de familias mallorquinas, estos jóvenes podrán sobrevivir dignamente en un país donde los niveles de analfabetismo alcanzan a un 30 por ciento de la población.

Los estudios los cursan en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe, ubicado en Bello Amanecer, un violento barrio situado en el extrarradio de Managua, considerado de «alerta roja» por la Alcaldía; en el colegio Cristo Obrero, situado en el barrio de San Isidro, esencialmente agrícola; y en el colegio San Rafael, en la localidad de Diriomo.

Con la ayuda de la beca, Nelson Hernández finaliza este año Secundaria y podrá iniciar sus estudios de mecánico. Levi Jerónimo también hará realidad su sueño: ser periodista. Sin ayuda, les sería completamente imposible continuar sus estudios.

En los colegios se supervisa la evolución de cada uno de los becados. «La mejor manera de ayudar al país a salir de la pobreza es educar a sus jóvenes. Muchas madres no tienen dinero para poder escolarizar a sus hijos y sólo lo pueden hacer a través de estas ayudas. Los barrios donde trabajamos son muy violentos, con familias totalmente desestructuradas, donde la figura paterna apenas existe y son las mujeres las que tienen que sacar a sus hijos adelante. Sin ayuda, no pueden hacerlo. Por ello, agradecemos enormemente la colaboración de las familias mallorquinas en este programa de becas».

El coste de la beca es de 75 euros anuales; son exclusivamente educativas y cubren todo lo necesario para el estudio de los alumnos: uniforme escolar, deportivo, matrículas, mensualidades, libros y material escolar. Amico Baleares mantiene una comunicación directa con Amico en Nicaragua, sin intermediarios, y son las propias religiosas las que se encargan de comprar a los escolares todo el material que precisan para el curso, que comienza en enero y finaliza en diciembre.