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Los reyes de Suecia, Gustavo y Silvia, y su hija Victoria regresaron a Estocolmo a mediodía de ayer tras haber pasado el fin de semana en un hotel de la zona de Ponent.

Acudieron a despedirles su hermana, Birguitta de Suecia, y sus amigos, Tumy Bestard y su esposa, Olga. En vez de Rolls, en esta ocasión hicieron el camino hacia la base militar de Son Sant Joan en Jaguar. Una vez acomodados en el asiento de atrás del lujoso coche, mientras la reina nos sonreía, el monarca, haciendo gala de la antipatía que le caracteriza, ni siquiera miró. Mientras tanto, la heredera, Victoria, había abandonado el hotel media hora antes. Por cuestiones de seguridad, hizo el regreso a Suecia en avión distinto al de sus padres.

Como les contamos anteayer, la estancia de los reyes suecos y de la heredera en Mallorca fue para celebrar el cumpleaños de su hermana y tía, Birguitta. Anteayer, sábado, después de haber jugador un rato a golf, estuvieron visitando las bodegas de vino que un amigo suyo, sueco para más señas, posee en Andratx, en cuya casa almorzaron.

Poco antes de abandonar la Isla, padre e hija dieron una vuelta por el puerto próximo al hotel, hasta donde llegaron caminando. El rey llevaba una máquina réflex con la que estuvo haciendo, y haciéndonos -a nada que nos descubrió- fotos. Parece ser que el rey es aficionado a la fotografía, al menos por cómo manejaba la máquina, con una gran soltura.

A lo largo de su paseo por el muelle del puerto se acercaron hasta donde estaban dos pescadores. Por espacio de unos minutos estuvieron observándolos y ella hasta se acercó a echar un vistazo al cubo donde guardaban los peces capturados. Los pescadores, sin saber quiénes eran, no les perdían de vista, y mucho menos cuando nos descubrieron. Uno de ellos, primero con disimulo, luego hasta con descaro, les echó un vistazo de arriba a abajo, tratando de averiguar de quién se trataba, aunque mucho nos tememos que no lo logró. Seguramente hoy, cuando lea Ultima Hora, saldrá de dudas.

Buen viaje, majestades.
Pedro Prieto