Tocar y oler el romero les debió de abrir el apetito. Sobre todo al descubrir que el aceite que se obtiene tras la destilación no es para el consumo alimentario, sino para uso cosmético.

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En Mallorca estamos acostumbrados a ver turistas, aunque también es cierto que suelen ser europeos, por lo que ver a un grupo de japoneses recorriendo la Seu puede resultarnos casi tan exótico como lo es nuestra isla para ellos. Los cinco japoneses que pasan unos días entre nosotros son más bien una excepción, en primer lugar porque «normalmente contratan paquetes para visitar España en pocos días, por lo que no se incluye Balears. Los pocos que vienen a Mallorca lo hacen con un crucero», nos indica Yoko, su guía. En segundo lugar por el modo por el que han llegado a Mallorca: vieron que una empresa de productos naturales sorteaba unas vacaciones en una página de internet y, atraídos por Mallorca, participaron en el concurso. Su agenda para estos cuatro días es más bien apretada, dedicando tiempo tanto a lugares emblemáticos como las cuevas del Drach, el centro histórico de Palma, Valdemossa..., como a descubrir los secretos del paisaje mallorquín. Así, ayer fueron a la finca en la que la empresa Tot Herba recolecta el romero con el que luego elaboran diversos productos cosméticos. Allí pudieron contemplar las matas de la hierba aromática en flor y el alambique con el que se extrae su aceite, lo cual les dejó maravillados, pues como nos comentaba Sayaka «conocíamos su uso en la cocina, pero no sus cualidades cosméticas o medicinales, además nunca había visto romero silvestre». Antes de visitar el Jardí Botànic de Sóller, donde tomaron buena nota de la variedad de frutales e hierbas aromáticas, pudieron ver cómo se elabora el licor de hierbas en una conocida bodega. Todos coincidieron en lo tranquila que es la Isla y que les gustaría poder regresar en verano.

Lydia E. Larrey
(texto y foto)