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Aunque con retraso, ya podemos disfrutar del vistoso espectáculo que ofrecen los almendros del campo mallorquín al eclosionar sus flores formando un gran manto blanco que se convierte en copos de nieve con aroma a miel al soplar el viento. Más de uno estaba preocupado por la tardanza de la floración, ya que el frutal suele mostrarse en todo su esplendor la última semana de enero. Un retraso debido, quizá, a los inusualmente cálidos meses de noviembre y diciembre, que han alterado el curso de la naturaleza, provocando incluso la puesta e incubación de aves fuera de temporada.

En el caso de los almendros, además de iniciarse más tarde, la floración ha sido más bien paulatina, de hecho, en algunos campos es algo tímida aún, pero a buen seguro que en los próximos días hará las delicias de todo el que gusta recorrer las carreteras y caminos para disfrutar del paisaje, el cual mejora día a día gracias a la iniciativa de algunos propietarios de fincas que han decidido renovar los árboles, rejuveneciendo el plantel, al tiempo de que facilitan el cuidado y recolección de los frutos con una disposición más propicia para el paso de los tractores, elemento básico para resucitar un sector de capacaída por la competencia de la producción extranjera.

Lydia E. Larrey