David Barrientos, Antonio Adrover y José Narváez, con la 'senyera' de Balears que les hizo llegar el president Matas. Foto: PEDRO PRIETO

TW
0

El president Jaume Matas de buena gana se hubiera venido a el Líbano Sur cuando le comenté que íbamos a viajar hasta allí para visitar a los caballeros legionarios de las Islas (tropa, suboficiales, oficiales y jefes) que integran la Brigada Multinacional Este de la FINUL, que opera en la zona del sur del río Litani. Más, el día a día, su agenda, le impidió estar con ellos aunque sólo hubiera sido por unas horas. «Pero ya que vas -me dijo- entrégales la bandera de Balears. Que sepan todos que desde aquí estamos con ellos». Así lo hicimos en su nombre. Como no era fácil reunirlos a todos a la misma hora, puesto que cada cual tiene una misión concreta encomendada, y no siempre en la «Miguel de Cervantes», decidimos hacer la entrega cuando consiguiéramos juntar el máximo de ellos. Y eso sucedió la tarde del tercer día de nuestra estancia allí, en que los tres soldados, Antonio Adrover García, nacido en Felanitx; David Barrientos Sabido, natural de Cala Rajada, y José Narváez García, de Palma, coincidieron en la base.

La entrega se hizo al lado de un BRM, uno de los vehículos que desde siempre ha estado, y sigue estando, unido a las misiones internacionales, en uno de cuyos laterales los legionarios colgaron la bandera española. Los tres soldados agradecieron la atención de Jaume Matas. José Narváez está a punto de comenzar el servicio, consistente en patrullar por carreteras y pueblos cercanos a la Línea Azul, límite establecido por la ONU entre el Líbano, Israel y la parte de Siria ocupada por éstos. Una línea caliente, y no precisamente porque esté electrificada, si no más bien por la proximidad de dos países que en los últimos tiempos andan a la greña, y que noches atrás, a causa de un malentendido, estuvieron a punto de liarse a tiros los centinelas de una y otra parte de la alambrada.

Por fortuna, los israelitas no respondieron al fuego de los libaneses, que habían disparado al haber entendido que aquéllos habían penetrado en su territorio, cosa que no fue así, puesto que en según qué tramos la valla no coincide con la frontera real. Como decimos, la cosa no fue a más y todo quedó en anécdota. Pese a este incidente, el caballero legionario Narváez considera que la situación está tranquila en esta zona; que la gente, en líneas generales, «está contenta de vernos por aquí». Y añade: «Días atrás, estando de patrulla, un libanés que se acercó hasta donde estábamos nosotros preguntando si éramos españoles, me dijo que había estado en Mallorca hace unos años, y que cuando pueda volverá». Ésta es su primera misión en el extranjero, y piensa que no será la última «puesto que he renovado mi contrato por tres años más. Y en ese tiempo, algo saldrá». José pertenece a Segunda Compañía de Fusiles, de la Tercera Bandera del Cuarto Tercio con base en Málaga. Como tiene novia en Palma, y la añora bastante -supone que ella a él también- «cuando regrese de esta misión, me la voy a llevar a Málaga, conmigo». Su familia regenta un bar en la Plaça de Es Fortí (antes Hornabeque), «un bar que lo tienen mis padres desde dos años antes de que yo naciera. Cuando tengo permiso, y voy a Palma, les echo una mano». Dice, por último, pues no hay tiempo para mucho más, que está en la Legión «porque siempre me tiró», y que, por supuesto, está encantado de pertenecer a ella sea cualquiera el lugar en que se encuentre. Como ahora.

Pedro Prieto