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Los pueblos de la comarca de Inca se transformaron ayer en una gran pasarela de color y alegría que protagonizaron los más pequeños de las casas. La Rueta tomó las calles de todos y cada uno de los municipios, con tambores, música y diversión, que hicieron bailar hasta a los más tímidos.

Los niños acompañados por padres y profesores salieron a la calle para mostrar sus disfraces, que durante los días anteriores habían ido preparando con mucha ilusión. En las calles, numeroso público presenció el desfile de los pequeños, especialmente los padres, que no querían perderse ningún detalle de sus hijos e iban «armados» con cámaras de fotos y de vídeo.

La diversión embargó a los niños y niñas que disfrutaban con sus disfraces relacionados con todo tipo de temas, desde personajes televisivos hasta utensilios de cocina. Otros optaron por vestidos de flores de todos los colores o pistoleros del antiguo oeste. Pero la temática animal triunfó sobre los demás disfraces: tiburones, osos y leopardos fueron los más abundantes.

M.Nadal / J.Sampol