Las plañideras y todas las personas que se quisieron sumar al duelo cumplieron a la perfección con su papel.

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P òrtol puso fin ayer a las fiestas de Carnaval con un emotivo y multitudinario entierro de la sardina. Más de mil personas se congregaron para presenciar el recorrido del cortejo fúnebre por las calles del pueblo.
Eran las seis de la tarde cuando la comitiva, de riguroso luto, salió desde los locales de la Associació de Persones Majors Es Turó, organizadora del acto, para iniciar un recorrido por las calles de la localidad que finalizó en la Plaça de Can Flor.
El cortejo fúnebre lo encabezaba la sardina, tras ella, no faltó el capellán, los monaguillos ni las plañideras. Tras ellos, el alcalde, José Ramón Bauzà, y otros ediles que no quisieron perderse la esperpéntica procesión a la que se sumaron muchos vecinos de la localidad y que estuvo acompañada por la banda de música municipal.
En la Plaça de Can Flor siguió cumpliéndose el ritual. Cuatro vueltas alrededor de la hoguera antes de arrojar la sardina al fuego.
Tras los llantos, llegaron las risas y la fiesta. 120 kilos de sardinas fritas, 60 cocas de trampó, 60 de perejil y 60 dolces, preparadas por Francisca Rigo, presidenta de Es Turó y una treintena de colaboradores, acompañados de un buen vino hicieron olvidar las penas a todos los vecinos. Un castillo de fuegos artificiales puso colofón a la cena. La fiesta continuó con un baile de duelo en el Centre Cultural que se prolongó hasta la medianoche.
A la fiesta que pone fin al Carnaval fueron invitados grupos de la tercera edad de asociaciones de Son Rapinya, Santa Maria y de los diversos núcleos que conforman Marratxí.
El alcalde, José Ramón Bauzá, destacó el gran éxito de esta fiesta, que cumple quince años y que ha batido un récord de asistencia, ya que «une a los diferentes núcleos que integran Marratxí».
Una de las novedades de esta edición ha sido que los monaguillos, o monaguillas, ya que son mujeres, han estrenado vestuario y han cambiado el verde por el azul. El autor de la figura de cartón de la sardina fue el artista Alexandro, y el prototipo se repite año tras año.


GAM
Foto: Pere Bota