El dueño se jubila y sus hijas han dirigido sus pasos por otros caminos.
Tres generaciones. Foto: CLICK

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Fuster, otro clásico en tiendas de la calle Sant Miquel de Palma que cierra ya, con lo cual, y si no andamos errados ni de números ni de letras, de los clásicos de dicha calle deben de quedar, como mucho, y salvo error u omisión, dos: Almacenes San Miguel y La Filadora. Los otros, poco a poco han ido dando el cerrojazo o convirtiéndose en otro negocio que nada tiene que ver con el primitivo. El penúltimo en cerrar a la espera de un nuevo destino, es el bar Moka, ¿recuerdan? Ignacio Fuster, propietario de «Fuster», y también, hasta que estuvieron abiertos, de «Tejidos Fuster», en frente de éste (hoy convertido en tienda que nada tiene que ver con lo que fue la primitiva), y «Triat», en Jaime III, nos decía «que si al principio, cuando mis dos hijas me hicieron saber que no querían continuar en el negocio familiar, pues habían decidido estudiar, me supo mal. Y es que, ¿sabe?, llevamos en esto tres generaciones, mi abuelo, Ignacio Fuster, que fue quien abrió 'Tejidos Fuster' en 1907 y, mi padre y yo. Y, sinceramente, me hubiera gustado que ellas continuaran y encima crecieran. De verdad que lamenté cuando supe que no iban a seguir. Pero con el paso de los años, viendo cómo se ha puesto la cosa, ahora estoy contento de que dirijan sus pasos por otros caminos».

Y es que Ignacio Fuster lo tiene claro. «Estas tiendas dieron para vivir más o menos bien hasta 1995, a pesar de que en el 1992 ya empezó a surgir lo que sería nuestra gran competencia: multinacionales, grandes superficies y franquicias». Y... Bueno, pues sí. A la vista está. Los grandes espacios han ido ganando terreno a los pequeños, con enorme perjuicio, sobre todo económico, para estos. «Los primeros en notarlo fueron las tiendas de ultramarinos y pocos años después los demás, nosotros... De ahí que, como no tengo otra persona que pueda llevar adelante esto, y yo me jubilo, cierro».

Ignacio Fuster nos dice que hace años, «cuando con mi padre viajaba a Catalunya a visitar fábricas de tejidos, recuerdo que habría de éstas a centenares en todas la región, ahora, en cambio, apenas quedan. Y eso es una realidad a la que hay que añadir otra: a la competencia al pequeño comercio apuntada, se ha sumado otra contra la que no se puede hacer nada: los chinos. Lo están invadiendo todo. Venden barato porque tienen muchas ventajas fiscales, y como no están sujetos a ningún tipo de horario, abren y cierran cuando les viene en gana. Y contra eso pocas cosas se pueden hacer. Pues ya ven, una de las que fueran tiendas chic de Palma, cuya ropa, tanto de señora como de caballero -en la actualidad es sólo para señoras- no estaba al alcance de todos los bolsillos, va a cerrar.

Pedro Prieto