La querella por un delito de injurias graves fue instada por Joaquín Rabasco, presidente de ASI y concejal de Llucmajor, localidad de la cual es natural Alzamora. Rabasco y su partido se sintieron aludidos porque en su programa para los comicios de 2003 proponían la modificación del Estatut y el desarrollo de la «lengua balear» y sus modalidades insulares.
Se da la curiosidad de que el tribunal levantino desestimó la causa al considerar «territorialmente competente al juzgado de Palma». Aceptada a trámite en Mallorca, Alzamora no se presentó a un acto de conciliación celebrado en los juzgados de sa Gerreria el 20 de junio de 2005. La causa fue sobreseída.
Llegado a este punto, Rabasco volvió a recurrir a los tribunales valencianos. El penal número 20 desestimó la querella porque la posible injuria no se había concretado sobre persona alguna. La jueza consideró además que Alzamora habló en una sede universitaria y que «el ánimo de provocación y agitación social en algunos autores no es ajeno al ámbito literario (desde Quevedo a Bukowski, de Baudelaire a Oscar Wilde)». La magistrada recordó asimismo que nadie, «ni siquiera ninguno de los innumerables valencianos contrarios a la unidad de la lengua valenciano-balear-catalana, le haya dado a las expresiones otra respuesta que la más absoluta indiferencia».
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