Durante una hora, Víctor Uris explica a los jóvenes el accidente de tráfico que le dejó inmóviles las piernas para el resto de su vida.

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Jo també anava en moto... Este es el título con el que Víctor Uris ha bautizado el programa de educación vial que imparte desde hace tres años en los institutos de Educación Secundaria de Balears, gracias al apoyo de la Conselleria de Cultura del Govern. Desde su propia experiencia, el músico pretende «concienciar» a los alumnos que tienen moto o que desean tenerla para evitar accidentes, y mostrar, que «en caso de que esto os suceda, la vida continúa y se pueden hacer muchas cosas». No en vano, él se ha convertido en uno de los mejores armonicistas del país.
En el centro de Montesión se estrenó ayer el programa, que durante este mes visitará los institutos de Llucmajor, Alcúdia, Na Camel·la, Berenguer d'Anoia y Antoni Maura.
En primera persona, Víctor Uris relató a un nutrido aforo de estudiantes de cuarto de ESO cómo a los 14 años su «única pasión» eran las motos y cómo dejó la escuela «para poder trabajar y ahorrar dinero», y así comprarse un Vespino. Habló de él como «un enfant terrible» al que «le gustaba sentir la velocidad e ir por las Avenidas sorteando los coches». Dos años después llegaría «una moto más grande», para lo que no tenía carnet.
Tampoco solía llevar casco, «porque entonces no era obligatorio», y esa fue su perdición. Un accidente le llevó a ir en silla de ruedas para el resto de su vida.
Tras el relato de su historia, que supo hacer amable gracias al humor que le caracteriza, Víctor Uris, acompañado a la guitarra por Alfonso de la Sierra, interpretó canciones afroamericanas, «la base de la música que vosotros escucháis ahora».
Los clásicos Bye bye blues de Louis Amstrong, I've got a woman de Ray Charles, Blowing down that old dusty road de Woody Guthrie, When you are down and out de Bessie Smith y What's the matter with the mill? de Menphis Minnie fueron los temas que interpretaron, esta vez con un segundo objetivo: «Descubrir a los chavales la música de raíces, intentar abrir un poco más sus conocimientos musicales», afirmó Víctor Uris, que añadió que «también es una buena manera de alimentar en ellos el gusanillo de tocar un instrumento».

Nuria Abad
(texto y foto)