Los duques se mezclaron con la gente para seguir los pasos. Foto: JULIÁN AGUIRRE

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La procesión del Crist de la Sang, celebrada ayer tras suspenderse por la lluvia el día anterior, tuvo como espectadores especiales a las infantas Elena y Cristina junto a sus maridos, Jaime de Marichalar e Iñaki Urdangarín y sus hijos. Todos pudieron acudir a ver salir los distintos pasos desde la plaza del Hospital General.

Antes de que comenzara el recorrido, los duques de Palma y los duques de Lugo improvisaron un paseo por el centro de Palma y recorrieron la calle Jaume III ante la expectación de los palmesanos que acudían a ver la procesión. Los duques, acompañados de los pequeños, Miguel, Juan Valentín, Pablo Nicolás, Froilán, Victoria Federica e Irene, se desviaron por la calle Bonaire, saliendo entre las callejuelas hasta la propia plaza del Hospital General, donde se aguardaba a que comenzara la procesión. Entre la multitud se pararon, manteniendo puesto en quinta o sexta fila, donde los pequeños no alcanzaban a ver cuanto sucedía. Pero la corpulencia y fuerza de Iñaki Urdangarín, que sobresalía, algo más de una cabeza entre la gente, al igual que el duque de Lugo, Jaime de Marichalar, hizo que estos levantaran a hombros a los pequeños. Victoria Federica hizo las delicias de los reporteros gráficos y volvió a derrochar simpatía ante los flashes, mientras que Froilán y Juan, los dos mayores, se abrieron camino hasta llegar a primera fila, lo que fue increpado por una monja que cuando se dio cuenta que eran los nietos de los Reyes de España, casi se los come a besos. La pequeña Irene se fue cambiando de brazos, primero de su madre, y luego su padre. Hubo momentos en que Iñaki tenía en brazos a Juan Valentín y Pablo.

A falta de los príncipes de Asturias, la Familia Real ya está en Palma.

Julián Aguirre
(texto y fotos)