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Unió Mallorquina (UM) y Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), con la presencia de ex dirigentes del PSM, escenificaron ayer en Palma un encuentro que podría servir para concretar, de una vez, una vieja aspiración: un partido nacionalista que tenga capacidad de decisión tanto en la política balear como en el Congreso de los Diputados.

Tal vez haya que esperar un poco, concretamente al día después de las elecciones autonómicas del próximo 27 de mayo. Hasta ese día, pero no mucho más. Para entonces ya se sabrá cuál ha sido la suerte del Bloc, alianza del PSM y ERC con EU y Els Verds.

Durante la conferencia sobre los retos de la financiación de Balears, que se celebró ayer en la sede palmesana de Caixaforum, hubo muchas coincidencias y, más allá de meros formalismos entre UM y CDC (el partido de Jordi Pujol y Artur Mas) se detecta un clima de aparente complicidad que incluso llevó a la presidenta de Unió Mallorquina, Maria Antònia Munar, a sugerir la conveniencia de contar con un «Govern nacionalista» en Balears.

Un partido nacionalista de corte moderado capaz de pactar con unos y otros en Madrid y que sea alternativa del gobierno en las Islas siempre ha sido el objetivo de una parte significativa de la sociedad mallorquina. Algo se está moviendo y, en este sentido, resulta sumamente interesante atender a las sugerencias que ayer aportaron los distintos ponentes en la jornada que organizaron las fundaciones de UM y de CDC.

¿Estamos asistiendo al nacimiento del llamado «tercer espacio» nacionalista? Si así fuera, con los mimbres de UM y del resto de fuerzas nacionalistas, habríamos dado un paso muy importante para lograr el objetivo final por el que siempre ha luchado UM: que Balears tenga al fin la influencia que se merece por historia y por identidad.