Jorge Dezcallar, a la derecha, junto a Lluís Ramis d'Ayreflor, Pere A. Serra, Rosa Estaràs y Joan Oliver.

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El ex diplomático Jorge Dezcallar de Mazarredo presentó ayer en Valldemossa su gran colección de joyas bereberes, en un acto social amenizado con un grupo musical magrebí que congregó a numerosos invitados. Estas joyas conjugan en su remoto origen los valores estéticos, prácticos, mágicos, identitarios y pecuniarios de un pueblo de temperamento independiente y expuesto a continuas invasiones, cuya presencia en Mallorca se prolongó durante 300 años, al frente de la Madina Mayurqa.
Al acto asistió la vicepresidenta del Govern balear, Rosa Estaràs; el conseller d'Economia i Hisenda, Lluís Ramis de Ayreflor; la consellera d'Immigració, Encarnación Pastor; el alcalde de Valldemossa, Joan Muntaner, y el presidente del Grup Serra, Pere A. Serra, entre otros. La exposición, que puede constituir un aliciente turístico y cultural más para Valldemossa, donde se encuentra en plena calle Blanquerna, reúne diademas, collares, pendientes y vestidos procedentes de una amplia área geográfica que abarca desde El Rif a Libia, el Atlas, la Kabilia y Djerba, entre otros lugares poblados por bereberes.
Según indica Dezcallar, en el mundo bereber la orfebrería ha estado siempre, de forma paradójica, en manos de artesanos y orfebres judíos, porque los musulmanes pensaban que esta labor era impura, al considerar que el dominio de estas técnicas exigían un pacto con el diablo, que desde las entrañas de la Tierra controlaba el fuego necesario para la fundición de los metales. Tal circunstancia, conjugada con la moderna identificación hebrea con Israel y el fenómeno de la globalización, ha determinado el fin en la confección de estas joyas, que se han convertido en piezas de anticuario.
Como en todas las culturas, las joyas han tenido en el mundo bereber la función de embellecer a las mujeres sin renunciar a un carácter mágico, al asociar su uso a la atracción de la buena suerte para alejar a los malos espíritus. Así, se aprecia en su morfología un rico simbolismo expresado en colores, dibujos, o figuras geométricas, en ocasiones de origen desconocido y en otras explícito, como el triángulo, alegórico al pubis femenino o el número cinco, considerado eficaz contra el mal de ojo.
Las joyas bereberes constituyen el patrimonio de un pueblo diferenciado en el Magreb y cuyo aspecto podría ser muy similar a los ornamentos que realzaban los encantos de las mujeres de Valldemossa mil años atrás, cuando la localidad era conocida como Vall de Muza.

Gabriel Alomar
Foto: Jaume Morey