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Una de los zonas con más sabor de Palma es Bons Aires-Arxiduc; con las ventajas del centro y sin sus incovenientes, en esta zona palmesana, que abarca desde General Riera hasta la plaza de Alexander Fleming, confluyen y viven más de 30.000 personas entre sus estrechas calles (casi un símbolo de la barriada).

«Es un privilegio vivir aquí», asegura José María Mulet, presidente de la Asociación de Vecinos de Bons Aires-Arxiduc (integrada en Fepae), que explica que, con los años, el tipo de población ha pasado de la clase media-alta a la media y a los inmigrantes (sobre todo ciudadanos chinos y albano-kosovares).

Bons Aires parte de un problema de nacimiento; urbanizada entre 1955 y 1970, su diseño es un desastre arquitectónico y urbanístico de difícil solución debido a la rapidez con que se construyó la zona en unos años en que la «calidad de vida» de los ciudadanos no se tenía en cuenta. «Calles estrechas, poco espacio, mucha densidad de alturas y una tremenda falta de aparcamientos es la herencia que hemos recibido y que, sabemos, sólo se podrá solucionar tímidamente», recalca Mulet.

Una de los logros es la inauguración, el pasado enero, del parque Ramon Rotger, por el que se llevaba «luchando» desde hacía cinco años y que ya es un hecho. «No podemos exigir mucho más porque no hay espacio material para hacer más parques pero, al menos, éste sí lo tenemos y los fines de semana hay que pedir ticket para poder entrar».