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Es la noche del fuego, aquella durante la que los dimonis campan a sus anchas. El pasado sábado, la Platja de Palma y el Parc de la Mar se llenaron de ciudadanos, que acudieron hasta los dos espacios para contemplar los tradicionales correfocs que conmemoran la también tradicionarevetla de Sant Joan, la noche más corta del año.

En la vigilia de Sant Joan, noche que se prolonga hasta el amanecer para muchos y de la que informamos ya en la edifión de ayer, muchas poblaciones de Balears celebran la noche mágica. El fuego es el protagonista para danzar en torno a las hogueras al ritmo de la música o sumarse al ritual de la purificación.

Lo normal es que la gente baile en torno a los foguerons. La tradición dice que, a partir de las 00.00 horas, debe echarse a la hoguera algo viejo o un papel en el que se haya escrito aquello que se quiere cambiar. Mientras se quema en las llamas, la persona debe dar tres saltos seguidos para que su deseo termine convirtiéndose en realidad.

El fuego es peligroso y los participantes en ecorrefoc tuvieron que taparse bien para no quemarse. Jerséis de manga larga, pantalones resistentes y pañuelos en la cara fueron algunos de los complementos necesarios para poder disfrutar de la velada sin miedo a tener un accidente.

Jóvenes y mayores disfrutaron de esta manera de una velada especial, mágica, que cobra nuevos adeptos cada año. Después de los correfocs, los más fiesteros continuaron la noche en la playa, donde permanecieron hasta el amanecer. Otros, optaron por retirarse a una hora decente. El hecho de que la revetla cayera en sábado hizo que el número de ciudadanos que participaron de la Nit Màgica creciera respecto a otros años.

R.D.