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El mar, la luna, los novios y las novias, la noche, los amigos, los familiares. La revetla de Sant Joan es un buen momento para reencontrarse con los seres queridos o para disfrutar con ellos de una tradición que cada año suma nuevos adeptos. Como siempre, la noche finalizó en la playa.

En Porto Cristo, la astróloga Carmen Casilda protagonizó una nueva Nit Màgica de Sant Joan. Decenas de personas participaron en el acto, que empezó sobre las diez de la noche. Todos tenían que ir vestidos de blanco, deseosos de cumplir sus peticiones. Dos pequeñas hogueras, velas enterradas bajo la arena, flores y otros objetos ambientaron los minutos previos a la ceremonia. En el centro, la astróloga ofrecía velas a los participantes, quienes realizaron diferentes rituales bajo su dirección.

No fue la única playa que celebró Sant Joan. En Ciutat, tanto la Platja de Palma como la de Can Pere Antoni se llenaron de ciudadanos dispuestos a que sus deseos se cumplieran, al igual que en la playa de Palmanova.

La noche más corta del año propició que la gente disfrutara de una velada que, al caer en sábado, pudo hacerse más extensa. Nadie tenía que preocuparse de ir a trabajar al día siguiente, por lo que casi todo el mundo pudo disfrutar de una velada mágica con tranquilidad y sin ningún tipo de prisa.

Los más osados terminaron chapoteando en el agua, mientras otros optaban por quedarse en la arena.

R.D./G.M.