Finales de junio, llega el buen tiempo y a los jóvenes les toca despedirse de los compañeros, olvidarse de los profesores y pensar de qué manera van a pasar tres meses con tanto tiempo libre.
Todo depende de cómo se ha portado uno; si le han quedado asignaturas para el tan temido septiembre y debe quedarse en cada estudiando; si tiene dinero para poder viajar o tiene que ponerse a trabajar para pagarse los caprichos.
Por ejemplo, Tato Mateu y Julia son amigos pero tiene proyectos difentes. Mientras que Julia tiene planeado un verano de lo más movido, con un viaje a Londres y otro a Argentina; también asegura tener tiempo para ir a la playa y bailar, Tato no tiene tanta suerte. Con 16 años su plan está claro: «Tengo que trabajar en cualquier curro en que me paguen 1.000 euros para poder pagar la moto y media que tengo en casa».
Por su parte, Marina, Matías y Enric tendrán que estudiar matemáticas, aunque aseguran que se harán «todas las rutas de las fiestas de pueblos de Mallorca».
Clara, María, Caterina y Rebeca preparan un acampada juntas en la Tramuntana cuando María vuelva de Irlanda, donde piensa montar a caballo y aprender el inglés «que le dejen».
Loles y Jessica se enfrentan a su último verano antes de comenzar la universidad; la primera empresariales y la segunda arquitectura, por lo que han preparado un verano de infarto con ocho amigas más: viajes a Menorca, Formentera e Ibiza; luego a tierras gallegas... casi nada.
Urko Urbieta
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