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La blanca silueta del faro del Cap Gros se alza solitaria frente al Port de Sóller. Detrás de ella asoma tímidamente -hay que aguzar la vista- la parte superior de un edificio. Es el refugio de montaña de Muleta. Para los que no lo sepan, un refugio de montaña es un lugar en el que después de una jornada más o menos larga de caminata uno puede sentarse a tomar tranquilamente un café. Dormir, un montañero tiene que estar acostumbrado a dormir en cualquier parte (ya me dirán, si no, para qué se inventaron los sacos de dormir de plumas), pero un café bien caliente un montañero no lo perdona jamás.

Bernardo José Mora

En Mallorca hay otros refugios de montaña, pero solo Muleta y, sobre todo, Tossals Verds, ofrecen al excursionista la posibilidad de hacer un alto reparador en su caminata alejados -relativamente- de la civilización. La manera natural de llegar a Muleta es desde Deià, aunque también se puede hacer desde el Port de Sóller por la carretera.

Esto de que a un refugio de montaña se pueda llegar por carretera no dice mucho del espíritu aventurero de los mallorquines, francamente, pero por hoy lo dejaremos pasar y disimularemos. Si vamos por el sendero hay que prestar atención porque las flechas no siempre se ven a la primera y tampoco es cuestión de tener que preguntarle a la gente, cosa que los montañeros de sexo masculino llevan por lo general muy mal.