El despacho que pertenecía a Rosa Puig, consellera de Presidència i Esports, es un ejemplo de habitación funcional, donde destacan dos cuadros que retratan a dos mujeres que, aunque se parecen «sospechosamente» a Aina Castillo y a la propia Puig, no lo son.
Un ejemplo opuesto, el despacho en el que trabajaba Joan Flaquer en Turisme; dividido en dos espacios, uno para reuniones y otro para el trabajo individual, que cuenta con una particularidad; su mesa de despacho es redonda.
Los despachos en los que trabajaban Cristobal Huguet, Margalida Moner y Lluis Ramis de Aireflor, consellers de Treball, Agricultura y Economia respectivamente, tienen el mismo estilo sobrio, con muebles antiguos de madera y sin objetos que puedan distraer el trabajo. Mientras, los despachos que pertenecían a Mabel Cabrer, consellera de Obres Públiques; Encarnación Pastor, consellera de Immigració; y José María Rodríguez, titular de Interior, optan por un tono más moderno, luminosos y con el blanco como color predominante.
Son estancias que, con el cambio de color en el Govern, se preparan, como todos, para próximos cambios.
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