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El mercado de Pere Garau conserva intacto el atractivo que ofrecen los puestos de frutas y verduras que se instalan en sus aledaños concitando el interés de cientos de amas de casa.

El motivo es fácil de adivinar. Allí acuden como si de un ritual se tratara payeses que fieles a la tradición ofrecen productos de su propia cosecha. La gente lo sabe, y por tanto su confianza en que no les van a engañar es total.

Entre los más antiguos están Margarita Llompart, de can Alfonso de Sóller, al frente de su puesto de cítricos. Jaume Ferretjans de son Canals, de Algaida pone a la venta judías tiernas, pimiento blanco, berenjenas y tomates. Éste comentó que «en enero hizo un calor poco normal y la cosecha no ha sido lo buena que se esperaba. No obstante, los productos mallorquines son únicos. El aroma los delata».

Patata auténtica de sa Pobla tiene embajada con Biel y Toni Serra, de Cotxoroi, con patata de inigualable calidad para freir y hervir.

Otra sección muy visitada es la de Rafel Moll y Tomeu Oliver, de Pòrtol, que tienen su puesto de animales vivos. Cuarenta años acudiendo con pavos negros, gallinas ponedoras, faraonas, conejos enanos y de granja, tórtolas, palomos, periquitos y carolinas.

Amalia Estabén
(texto y fotos)