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Como cada verano, Balears se llena durante los meses de estío de miles de turistas de todas las nacionalidades ávidos de sol, buen tiempo, horas continuas de playa, diversión diaria y, sobre todo, nocturna.

Muchos veces hemos oido a ciudadanos de las Islas criticar, en multitud de ocasiones, este tipo de turistas poco interesados en otra cosa que relacionarse con gente de su propio país y pasarlo bien, mostrando un interés más bien nulo por las tradiciones de Balears y por relacionarse. Turismo que tiene una connotación muy negativa para los isleños por los problemas que causan algunos extranjeros .

En los últimos años se está produciendo en las Islas un cambio, tímido pero continuo, de turistas e, incluso, residente extranjeros fijos en Balears interesados en venir a la Comunidad balear no sólo a tomar el sol y salir de fiesta sino a aprender español en la multitud de escuelas que ya hay en las Islas con este cometido.

«Nosotros tenemos este verano 320 alumnos aprendiendo español en todos los niveles. Sobre todo alumnos italianos, alemanes, polacos, ingleses, austríacos y suecos» asegura Robert Martínez, director de International House Palma. «Se quedan una media de un mes con nosotros y estudian español 20 horas a la semana. Tenemos alumnos desde los 18 años hasta los 50». Martínez asegura que sus alumnos no son los típicos turistas, «por supuesto que quieren pasarselo bien y salir. Pero, sobre todo, quieren estudiar, conocer Mallorca, su cultura y relacionarse con mallorquines», señala.

Por ejemplo, Magdalena Niestrata y Claudia della Grotta, son de Polonia e Italia respectivamente. Con edades similares (19 y 22 años) han coincidido en el curso de español y «se llevan a las mil maravillas». Llegaron hace una semana, se quedan hasta principios de agosto y se defienden en castellano «casi, casi perfectamente».

«Ambas venimos de haber dado clases particulares en nuestros países y no es el primer año que estudiamos español en verano aunque sí el primero en Palma» asegura Magdalena. Por su parte, Claudia asegura haber venido a Palma a aprender español, «la playa y la diversión son más secundaria, aunque también importantes», añade.

Neil Grainger tiene 32 años y llegó hace siete semanas con su novia procedente de Yorkshire (Inglaterra) con un objetivo ambicioso: «Estamos interesados en aprender español perfectamente y quedarnos un tiempo largo hasta que dominemos el idioma» asegura. Su objetivo final es marchase en un futuro a Chile a dar clases de snowboarding y han recalado en Palma porque la consideran «una tierra cálida y hospitalaria». «Si no conocemos la cultura y el idioma, nunca podremos entender a las personas», aclara Neil.