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Como cada año, cientos de personas vienen a Mallorca a pasar sus vacaciones. La procedencia es variada aunque siempre hay algún grueso turístico determinado en cuanto a la nacionalidad. El transporte más utilizado es el avión por la rapidez y comodidad que proporciona. Sin embargo, hay mucha gente que, por diferentes motivos, prefiere utilizar el otro gran medio de transporte para llegar hasta la Isla: el barco.

Antes de que llegara el avión con el boom turístico y los puentes aéreos que conectan el aeropuerto de Palma con algunas de las principales capitales europeas, el barco era el medio favorito, y por imposición el único, que podía llegar hasta la Isla. En los tiempos modernos la travesía puede durar entre 12 y 8 horas, según el tiempo, o unas tres horas y media si conseguimos billete en alguno de los barcos rápidos que desde hace unos años cubren la ruta entre Barcelona y Palma de Mallorca. El resto de rutas suelen utilizar los cruceros de velocidad más lenta pero que ofrecen un viaje más tranquilo y cómodo.

Los diferentes usuarios del servicio comentan que a pesar de que sea más lento que el avión, el barco no padece de los retrasos o de las largas esperas en facturación o antes de embarcar, hechos más comunes en los aeropuertos. También ofrecen más libertad de movimientos durante el trayecto pero este puede ser mucho menos relajado si hay mal tiempo. Estas son algunas de las impresiones acerca de su travesía sobre de los pros y los contras que han experimentado sobre ella.