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El presidente Zapatero se enfrenta al verano con una gran sonrisa y no es para menos. España alcanza bajo mandato socialista su tasa de paro más reducida desde la llegada de la democracia, hace treinta años. Una excelente noticia que demuestra que, a pesar de todo, nuestro país sigue creciendo contra viento y marea y lo hace a ritmos que para sí quisieran algunas potencias europeas. El desempleo, el gran monstruo de la sociedad española durante décadas "con permiso del terrorismo" empieza a ser doblegado y alcanza ya a menos del ocho por ciento de la población activa. Quienes más sufren la falta de creación de empleo son los jóvenes de 16 a 19 años "que deberían estar estudiando si queremos un país de trabajadores bien preparados", los del segmento de 19 a 24 años "el primer empleo" y las mujeres, que continúan sufriendo el paro en niveles muy superiores a los hombres.

Pese a ello, el dato es positivo y viene apoyado por los índices de crecimiento económico, que han superado las previsiones más optimistas, alcanzando un generoso 3'8 por ciento.

Todavía persisten en nuestro país 1'7 millones de parados, una cifra que asusta a primera vista y que deben convertirse en objetivo prioritario del Gobierno Zapatero. Se suele considerar paro estructural "aquel que el propio mercado laboral es incapaz de superar" el cinco por ciento de la población activa. Es decir, que ese escaso ocho por ciento está todavía lejos. Es un reto difícil que, por ejemplo, en Balears se ha conseguido hace tiempo: limitar el paro a ese cinco por ciento estructural o, lo que es lo mismo, alcanzar el pleno empleo.

Zapatero tiene ocho meses por delante para terminar de hacer los deberes. Queda el terrorismo, por desgracia, pero en lo demás el expediente es bastante positivo.